Obsesión por la pornografía

Al poco tiempo de haber formalizado la relación y tomar la decisión de vivir juntos, un día encendí la computadora de el y descubrí que Daniel había estado viendo pornografía. No podía creer lo que veía. Mi corazón latía tan fuerte que parecía que se iba a salir de mi pecho y yo seriamente pensé que alguien había entrado en nuestro hogar y usado nuestro computador para ver pornografía en internet.

No podía ser Daniel. No mi Daniel. Teníamos una grandiosa relación o por lo menos pensé que así había sido. Todo lo que podía pensar era:

“¿Cómo pudo hacerme esto? ¿Cómo pudo hacernos esto? ¿No soy suficiente para él? ¿Será que no soy lo suficientemente sexy, delgada, bonita para él? ¿Es que no sabe que esto es malo? ¿No sabía él que esto me lastimaría?”

Me tomó una hora aproximadamente procesar lo que eventualmente reconocí y acepté como verdad: Daniel había estado viendo pornografía ya desde hacía un tiempo. Él tenía una adicción a la pornografía. Mi Daniel. Mi novio. Mi héroe.

Sabía que tenía que enfrentarlo. Lo llamé al trabajo y simplemente le pregunté si tenía algo que decirme. Inmediatamente me confesó lo de la pornografía. Era como si él había estado esperando que yo me diera cuenta. Me dijo que estaba aliviado porque ya había salido a luz y que él reconocía que lo que hacía estaba mal.

Me encantaría decirles que los días siguientes fueron fáciles, pero no fue así. Yo estaba muy lastimada. Me sentí fea y no deseada. Sé que Daniel se sentía terrible también. Él quería dejar su adicción desde hacía ya algún tiempo, pero me dijo que no podía hacerlo solamente por medio de su fuerza de voluntad.

¿Qué hago? ¿Le gusta más la pornografía que tener relaciones conmigo? ¿Se convirtió en una adicción?

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